martes, 22 de julio de 2008


Soy un punto negro. No sé mucho de mí, pero eso sí, y también que estoy dibujada en una enorme superficie blanca. No podría precisar exactamente si estoy en el centro de esa superficie, sobre el costado derecho o mas cerca del borde inferior. Lo que sí puedo precisar es que desde donde yo estoy, no llego a ver ningún límite, ninguna frontera.

Empiezo a moverme, pero es inútil, a los puntos negros no nos resulta nada sencillo la tarea de desplazarnos. Sin embargo, después de varios intentos, movimientos y esfuerzos noto que si tomo impulso, giro. ¡Puedo girar! Y a medida que hago el intento resulta cada vez mas fácil. Y empiezo a sentir que hay mas.

Cuando logro que mis giros se mantengan en el tiempo, una parte de mí empieza a estirarse. Podría decir que ahora soy un punto negro con un brazo. Y sigo girando. Observo. Mi brazo empieza a formar una especie de paraguas sobre mi cuerpo. No, no. No es un paraguas. Se sigue estirando. Me rodea. Y giro. Mi brazo es cada vez mas largo, y cada vez mas redondo.

No sé mucho de mi, sólo que soy un espiral. Y también que una vez que empezás a girar, no podés parar.

4 comentarios:

Lelé dijo...

Esto es lo que se dice "ficción", "ciencia ficción", en el sentido de "suceso imaginario" de la palabra. Muy bien!

Mona lisa dijo...

Gracias lelé!!! Siempre digo que la ciencia ficción no me gusta, pero por suerte siempre hay tiempo de reconsiderar las propias apreciaciones.

Anónimo dijo...

el acercar o alejar de ti al resto de puntos negros es solo depende del lado que gires, espiral!
solo hay que saberlo, para no quedar solo girando, girando, girando... como loco ¨solo¨.

Mona lisa dijo...

K: Pero "solo" soy un espiral! otros puntos negros decidirán si se mueven, si giran o si siguen siendo puntos negros hasta que alguien arrugue la enorme superficie blanca y la tire al espacio!